Fuente: El País
Piedra, vigas de madera, rejas de metal y hasta una gárgola. Todos los elementos con los que se levantó en la Edad Media la Torre Placia de Alicante se van a desmontar, trasladar y volver a montar en otra ubicación. La edificación, uno de los puestos de vigilancia contra piratas de la huerta medieval alicantina, quedó encerrada en una parcela vallada en el interior de una urbanización de viviendas, que obtuvo licencia en el año 2000. Pese a estar considerada Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1949, nadie respetó el perímetro de 150 metros que exige esta protección del patrimonio. Y un auto del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), cuatro años más tarde, revocó la licencia y exigió al ayuntamiento que derribara las viviendas que la circundaban. La única alternativa viable era mover la torre en el tablero urbanístico de Alicante. Y 20 años después de la orden judicial, la mudanza va a comenzar.