Fuente: Catolin
Un órgano del siglo XI, construido en Francia y trasladado a Tierra Santa durante las cruzadas, ha vuelto a resonar después de permanecer enterrado durante más de ochocientos años en la iglesia de la Natividad, en Belén. El hallazgo, calificado de «milagro», ha sido posible gracias a un proyecto internacional dirigido por el musicólogo y organista español David Catalunya.
El instrumento había sido ocultado por clérigos latinos junto con otros objetos litúrgicos en la huida de los cruzados. Descubierto en 1906 por arqueólogos del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén, permaneció ignorado por la comunidad académica hasta el desarrollo del proyecto “Resound”, coordinado en Madrid por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU) y financiado por el European Research Council (ERC).
El 20 de mayo pasado, el equipo comprobó que varios de los 222 tubos originales estaban en tan buen estado de conservación que podían sonar sin restauración. «Sonaban como si estuvieran hechos ayer», relató Catalunya, comparando la experiencia con «abrir la tumba de un faraón».
Para completar las piezas faltantes, se realizaron réplicas en los Países Bajos bajo la dirección del organero Winold van der Puten. Al probar los tubos medievales en una caja de órgano portátil diseñada para las réplicas, estos funcionaron de inmediato, confirmando la autenticidad y vitalidad del instrumento.