Fuente: El Diario.es
Durante siglos se dio por hecho que los códices medievales europeos estaban hechos exclusivamente con materiales locales, como piel de ternera, oveja o ciervo. Sin embargo, una investigación internacional liderada por la bioarqueóloga Sarah Lévêque ha revelado que al menos una parte de los manuscritos producidos por los monjes cistercienses en el norte de Francia fue encuadernada con pieles de foca. El hallazgo, publicado en la revista Heritage Science, demuestra que esos materiales no eran una rareza, sino una práctica sistemática hasta ahora inadvertida.
Los investigadores han aplicado técnicas de análisis proteómico y secuenciación de ADN antiguo a más de un centenar de manuscritos de los siglos XII y XIII. El estudio se centró en libros procedentes de la abadía de Clairvaux y sus casas filiales, y encontró que las cubiertas exteriores —conocidas como chemises— estaban confeccionadas, en al menos 28 casos, con pieles de focas comunes, barbudas y de Groenlandia. Se trata de una de las primeras veces que se confirma el uso regular de fauna marina en la manufactura de libros medievales en Europa.